Diagnóstico tardío en TEA: entenderse por fin, después de años de preguntas
¿Merece la pena buscar un diagnóstico, aunque sea tarde? ¿Y si lo que siempre sentiste que te hacía «diferente» tuviera una explicación? Muchas personas descubren que tienen Trastorno del Espectro Autista (TEA) en la adolescencia o incluso en la adultez. No porque el autismo aparezca tarde, sino porque nadie lo supo ver antes. Este artículo explora el diagnóstico tardío en TEA: por qué ocurre, cómo se siente, y qué puede cambiar cuando por fin se pone nombre a lo vivido.
El TEA siempre estuvo ahí, pero pasó desapercibido
El TEA es una condición del neurodesarrollo que acompaña a la persona desde la infancia. Afecta la forma de comunicarse, de relacionarse con los demás y de interpretar el mundo. Pero no siempre se nota a simple vista. Y muchas veces, los signos se confunden con timidez, torpeza social, personalidad rara o incluso problemas emocionales.
Esto hace que algunas personas vivan muchos años sin saber que son autistas. No es que el TEA aparezca de repente, sino que los demás (y la propia persona) no sabían verlo.
Por qué tantas personas reciben el diagnóstico tarde
1. Estereotipos del autismo
Durante mucho tiempo, la imagen del TEA fue la de un niño (varón) que no habla, tiene crisis frecuentes y se aísla. Pero muchas personas autistas no encajan en ese perfil. Algunas tienen lenguaje fluido, otras son sociables aunque no entiendan del todo las normas sociales. Esos estereotipos han hecho que muchas personas pasen desapercibidas.
2. Enmascaramiento o camuflaje
Algunas personas aprenden a «actuar normal». Observan a los demás, imitan comportamientos y se esfuerzan mucho por encajar. A esto se le llama camuflaje. Es más común en mujeres, pero también ocurre en hombres. Funciona, pero tiene un coste emocional muy alto y retrasa el diagnóstico.
3. Confusión con otros diagnósticos
Muchas personas con TEA reciben antes diagnósticos como ansiedad, depresión, TDAH, trastornos de la alimentación o de la personalidad. A veces hay comorbilidad (es decir, varias condiciones a la vez), pero otras veces lo que ocurre es que se está viendo solo una parte del cuadro.
4. Falta de formación profesional
No todos los profesionales están formados para detectar el TEA, sobre todo cuando los síntomas no son «típicos». Esto puede hacer que los signos se minimicen o se interpreten de forma incorrecta.
Cómo se vive un diagnóstico tardío
Alivio: todo empieza a tener sentido
Muchas personas sienten un gran alivio al recibir el diagnóstico. De repente, entienden por qué siempre se sintieron diferentes, por qué ciertas cosas eran más difíciles para ellas o por qué parecía que los demás tenían un «manual» que ellas no recibieron.
Dudas: ¿y ahora qué hago con esta información?
El diagnóstico también puede traer confusión. Algunas personas se preguntan si deberían contarlo, si perderán oportunidades, si cambiará la forma en que los demás los ven. Es normal tener miedos. Pero también es una oportunidad para conocerse mejor y buscar apoyos adecuados.
Duelo: por el tiempo perdido
A veces, hay tristeza o rabia. «¿Y si lo hubiera sabido antes?» es una pregunta frecuente. Pensar en las dificultades vividas sin saber por qué puede doler. Pero también es el comienzo de una nueva etapa.
Ventajas del diagnóstico en la adultez
Aunque llegue tarde, un diagnóstico puede cambiar la vida. Algunas de sus ventajas son:
- Entender el pasado y resignificarlo.
- Reducir la autoexigencia y la culpa.
- Buscar terapias o apoyos más adecuados.
- Establecer límites más claros.
- Conectarse con otras personas autistas.
No se trata de poner una etiqueta, sino de abrir una puerta.
Historias que se repiten
No hay una sola forma de vivir un diagnóstico tardío. Pero muchas historias comparten elementos en común:
- La sensación de ser «demasiado» o «no suficiente».
- Las luchas constantes por encajar en el colegio, el trabajo o las relaciones.
- El desgaste emocional por intentar ser como los demás.
- La revelación de entender que no se estaba roto, sino que se era diferente.
Cómo seguir después del diagnóstico
El diagnóstico no es un punto final, sino un punto de partida. Algunos pasos importantes pueden ser:
- Buscar información fiable sobre el TEA.
- Hablar con otras personas que hayan pasado por lo mismo.
- Acudir a un profesional especializado para acompañar el proceso.
- Identificar las necesidades propias y los apoyos disponibles.
Cada persona decidirá cuánto quiere compartir y con quién. No hay una forma correcta de vivirlo.
Conclusión: nunca es tarde para entenderse
El diagnóstico tardío en TEA no borra las dificultades del pasado, pero ayuda a darles sentido. Puede ser el principio de una vida con más comprensión, más calma y más autenticidad. No se trata de cambiar quién se es, sino de poder serlo sin tanto esfuerzo.
Si alguna vez sentiste que hablabas un idioma diferente al de los demás, tal vez esta información te ayude a entender por qué. Y si no es para ti, quizá sea para alguien cercano que lleva años preguntándose lo mismo sin obtener respuestas.
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