Hombres y mujeres enferman de “distinta manera”; en cualquier especialidad médica que se precie ya existen estudios sobre los distintos síntomas que pueden afectar a hombres y mujeres en una misma patología.
En salud mental no podemos hacer una excepción, ya sabíamos que hay patologías que afectan más hombres y otras más a mujeres. La pandemia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad que afecta a las mujeres y los factores que pueden estar influyendo: la cultura del cuidado que recae en las mujeres, la precariedad laboral y económica, la cultura del “multitasking”, la imposibilidad de conciliación, el escaso autocuidado…
Creemos que, conocidos estos “factores de riesgo”, se podrían tomar medidas para cambiarlos, tanto a nivel individual como colectivo para poder mejorar la salud mental y generar una cultura del bienestar que trascienda a las próximas generaciones y disminuya la brecha entre géneros.

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