Antes de contestar a esta pregunta, cuya respuesta es obviamente sí porque es nuestra consulta, nos gustaría presentarnos.
Podríamos presentarnos con nuestra hoja de servicios médicos. Os podríamos contar que entre todos hemos visto a más pacientes de los que podemos recordar. Podríamos poner una lista de los trabajos médicos que hemos presentado a diferentes congresos y de nuestras ponencias. Podríamos incluir una lista de los artículos que hemos firmado o ayudado a redactar. Pero no lo vamos a hacer (para los que queráis consultar nuestros CV, están publicados en la página web) porque creemos que, a estas alturas de la pandemia, de las olas y terremotos que han puesto a tiritar nuestra salud mental, no sería más que añadir información innecesaria.
Lo que sí creemos importante es hablaros de cómo nace este proyecto. Somos dos psiquiatras que vemos niños, adolescentes y adultos jóvenes. Dos psiquiatras que se han dado cuenta de que la atención a este grupo de población es prioritaria porque la pandemia ha dejado en evidencia las carencias en educación y sanidad y que la salud mental de niños y adolescentes no iba a salvarse. Dos profesionales entusiasmados e implicados con la atención a nuestros pacientes, la honestidad en el trato y la capacidad de evaluar los problemas de nuestros pacientes como uno de nuestros puntos fuertes. Dos médicos que saben que los niños tienen necesidades de evaluaciones psiquiátricas distintas, que la familia debe estar presente, que la atención no debería limitarse a la consulta y que deberíamos sacar la atención de salud mental de las cuatro paredes del despacho, porque los niños van a desarrollarse como personas en diversos ámbitos como la escuela, el grupo de iguales y la familia. Creemos que mirar la hoja aislada nos impide ver el bosque.
Y para ello contamos con un equipo en sintonía que comparte esta filosofía. Un equipo que quiere que los tratamientos sean de calidad y que los pacientes y sus familias puedan marcar los objetivos, los tiempos de consecución y poder hablar de las modificaciones en los impases del tratamiento. Un equipo que sabe que la medicación es necesaria en muchos casos, pero que será la mínima para que el paciente pueda estar estable y le permita trabajar en la psicoterapia. Y un equipo que sabe que la salud mental genera sufrimiento en el paciente y en el entorno y que, si sólo tratamos uno de ellos, no estaremos llegando al problema raíz.
Creemos que la honestidad, la sinceridad y la claridad deben ser las claves de un tratamiento óptimo. Y, no vamos a engañarnos, también sabemos cuándo solicitar ayuda de terceros, porque creemos que la buena medicina y la buena psicología no sólo es saber mucho, también es saber con quién contar o a quién derivar para que nos ayude en casos complejos, porque pensar que nosotros solos podríamos abarcar la totalidad de los tratamientos que precisan nuestros pacientes sería estar completamente alejados de la realidad.
No somos ajenos al sufrimiento, y con esta premisa creemos poder construir una confianza mutua que permita que los pacientes y las familias avancen y consigan los logros que se hayan marcado.